BMI estaba en la búsqueda de renovar su presencia, sus oficinas en planta baja y primer piso, rodeada de paredes, por lo que ameritaba evocar naturaleza y lo hacemos en su acceso en el que se integra una jardinera de tipo zen con arena blanca que muestra texturas generadas con un pequeño rastrillo, sus paredes texturizadas son una extensión de este lenguaje y se propone en la sala administrativa, recubrir las columnas con sombras de ramas de bambú, basándonos en el el concepto de que la naturaleza distensiona.

En el lobby el techo también obtiene un tratamiento especial en los bordes tanto a nivel de barrederas y del techo con cambios de color similares al piso en el un caso y al techo en el otro, el efecto visual es el de contar con un espacio más amplio, una técnica que Oscar Niemeyer aplicaba con mucha frecuencia.